Como siempre hay una primera vez para todo, después de varios cursos de bizcochos, forrado de tartas y modelado, comencé a hacer mis primeras tartas para los cumpleaños de las personas mas cercanas.
Como todo, al principio comienzas a hacer cosas sencillas y luego vas aumentando la dificultad.
Lo más complicado es el diseño. Piensas en la persona a la que va dirigida la tarta, sus gustos y comienzas a pintar en un papel.
Una vez decidido lo que quieres, conseguir con los tintes las tonalidades que buscas para que todo quede perfecto.
Al principio, buscas la forma de tapar las imperfecciones que te quedan, pero con un poco de práctica y paciencia en poco tiempo ya manejas el fondant con una soltura que te parece imposible.
Como todo, es cuestión de paciencia, tener las herramientas adecuadas y una pasta de azúcar de buena calidad.
No debemos olvidarnos del bizcocho, que debe tener una consistencia firme que no se desmorone al cortarlo para rellenarlo con nuestra crema preferida, pero este será tema de otro post.
Aquí os enseño algunas de mis primeras creaciones.
La tarta de cumpleaños de mi madre, fue la primera que hice.
Y aquí os enseño su interior, rellena con una crema de vainilla.
La tarta de cumpleaños de mi tía. Fue toda una sorpresa porque no se imaginaba el pequeño regalo que había para ella.
Otra vista antes de colocarla en su caja.
Aquí las florecillas y estrellas, mientras se secaban antes de colocarlas sobre el pastel.
Otra tarta, para una persona especial.
Todas ellas están realizadas con bizcocho de yogurt, pero cada una lleva un relleno en función de los gustos de la persona homenajeada.
En esta última tarta, el relleno era de chocolate y la pasta de azúcar con la que se forró el pastel tenía sabor a chocolate. Toda una delicia y una bomba calórica. De ahí que una tarta de este tipo de lugar a un número de raciones muy superior que una tarta tradicional.
Espero que os hayan gustado y espero vuestros comentarios.